viernes, 7 de noviembre de 2014

Angel oscuro



Tras la oscuridad callada

renace la criatura soñada:

son sus brazos alas,

su sonrisa es blanca.
Muerte no la rescata
de esta tierra amada,
entre dos mundos anda,
con la cara iluminada.

Entierro

Y se quedó allí, tendida, con la mirada perdida de quien no quiere más, con la mirada aturdida de quien no quiere recordar, para siempre quieta, catatónicamente recubierta de la más absoluta soledad. Él había muerto, pero viviría por siempre en ese mudo, vivo entierro.