martes, 29 de noviembre de 2016

De meigas



Habrá mucha gente que no me crea, pero en cuestión de meigas haberlas haylas. Hace muchos años, décadas, supe que el rito nace, se hace y se deshace cómo te lo pide el cuerpo. Tu corazón, es la guía. Ese mismo corazón que tiene pesadillas con velas negras, con amenazas displicentes de tanto impresentable vespertino, con sangres compartidas de no se sabe qué muertos oscuros. Es así. Nací en la España profunda, con los ritos de siembra acordes a las lunas. Crecí con el budú de las navajas ocultas en rincones de penumbra. Hice mi ajuar de plumas de buitres tremebundos. Soltera me hallé arrojada a las turbulencias de un mar hediendo e infecundo.
Acalorada dibujo un circulo alrededor mio, con cinco puntitas, pero dirigidas hacia mi: Invoco al mundo desde mi infierno, y, cuando lo atisbo, deshago la figura con la esperanza del reecuentro.

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